Riberas en la TPA

Nada menos que 21 barrios conforman la parroquia de Riberas, el último pueblo de Soto del Barco antes de entrar en Pravia. La fértil vega del Nalón, junto a la ganadería y los montes, fueron el medio de vida de sus gentes. Un lugar donde la huella indiana se deja ver en sus casonas y villas, que dominan un paisaje provilegiado, donde Rubén Darío disfrutó del verano asturiano durante tres años.

El lunes 26 de diciembre nuestro pueblo fue el protagonista del programa Pueblos de la TPA

Podéis ver el programa desde este enlace

http://www.rtpa.es/video:PUEBLOS%202016_551482797236.html


La iniciativa partió de Conchita la de la Bouza que ya había  contactado con el programa hacía más de un año.  En el mes de octubre le comunicaron que quedaba un hueco para grabar un último programa, antes de que finalizase el año, en el mes de noviembre, A pesar de que el mes no era el más idóneo por la falta de luz y lo corto de los días, ante la vicisitud de que no se volviese a dar la oportunidad, Conchita aceptó. 

Y así, a mediados de octubre, nos reunimos en la Bouza, con la producción del programa. 
















Riberas no cabe en el formato del programa. En principio nos mandaron elegir seis puntos de grabación con seis vecinos para entrevistar.  Al final logramos, en detrimento del tiempo de cada una, ocho entrevistas (Campín de la Bernadal, los niños de la escuela, Manolita del Campón,  Raúl de la Barrera, Tulo de la Carretera, Marina de Monterrey, Angelín de la Vilia y David de Cotollano) y tres puntos de encuentro (en la Bernadal, el Campón y la Quintanona).  La elección no fue fácil. Por el camino se quedó una entrevista con Pilo de la Quintanona  y una visita a un molino en Traslacuesta. Se quedaron fuera muchos sitios y  mucha gente interesante, pero  este formato no da para más. 

Finalmente, el miércoles  16 de noviembre, con un un esplendido día  de sol, a las nueve de la mañana, se inició el rodaje; rodaje que se alargó durante todo el día,  con una breve parada para comer, hasta que a las seis de la tarde la falta de luz impidió continuar. De hecho, para grabar el convite final, hubo que recurrir a la iluminación artificial en el patio de la Bouza.

























La gran parte de los vecinos del pueblo se volcaron con el evento. De hecho en el convite  final nos juntamos casi un centenar de personas.Se quedaron pequeños los dos comedores de la Bouza, que estaban repletos de las viandas que los vecinos habían traído.  







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