miércoles, 1 de febrero de 2012

Molinos de agua

Molin del Medio que fue de D. Gumersindo (ahora de  la Familia Jardón)
         
   La necesidad de transformar el grano de los distintos cereales en harinas  para el consumo humano o animal estimuló a agudizar el ingenio de nuestros antepasados. El descubrimiento de la rueda de propulsión hidráulica supuso, sin lugar a dudas un gran avance tecnológico. Calcula el catedrático Gonzalo Morís Menéndez[1] que si un molino manual podía moler 5 kilos a la  hora el molino hidráulico podía alcanzar los 180 kilos.   

            Los molinos hidráulicos surgen en Asturias durante la Edad Media, quizás en los siglos XI y XII, unidos a la aparición de otros artilugios hidráulicos como el batán y las ferrerías hidráulicas. Pero es en el siglo XVIII, asociado a la llegada del maíz de América, vía Tapia de Casariego, cuando los molinos alcanzaron su época de esplendor, así a mediados de ese siglo había en Asturias unos cinco mil  molinos harineros.

Seccion del Molino de Amada, realizada por Carlos Rguez-Navia  con el  asesoramiento de
Amada y de Milio "la Calea"

Partes y funcionamiento del molino de rodezno.[2]


Presa del molin de la Roza

El agua del río o regato es remansada en el estancu que es una pequeña presa con el fin de desviarla hacia el molino. Del estancu arranca la canal que conduce el agua hasta el molino En la sala del molino se halla el sistema de alimentación constituido por la monxeca o tremoria, especie de tolva con capacidad entre 50 y 200 Kg, según el molino. La monxeca puede tener forma de tronco piramidal cuadrada e invertida, si bien las más antiguas han sido fabricadas burdamente con madera poco trabajada y presentan una forma un tanto irregular. La monxeca presenta una pequeña abertura en su parte inferior por la que cae el grano en la canalexa o escorniellu cuya finalidad es la de conducir y graduar la cantidad de grano que se ha de depositar en el agujero de la muela. Para ello tiene un simple dispositivo que le permite presionar más o menos la parte inferior de la monxeca. La canalexa tiene una vibración constante producida por el molinillo o trabayuela que hace que el grano en su movimiento caiga entre las muelas. El grano se muele entre dos piedras circulares, la superior -muela o volandera- gira sobre la inferior -frayón- que permanece estática. Ambas, volandera y frayón, presentan unos rebajes a modo de radios que deben ser picados con cierta periodicidad, siendo esta una de las labores de mantenimiento que debe realizar el molinero.
La molinera trae corales
y el molineru corbatín;
no se como da pa tantu
la tarabica del molín.
Para realizar la operación de picado de la muela y el frayón es necesario levantar la volandera, operación que se realiza con la ayuda de la cabria o burru que, a modo de una gran tenaza, permite sacar la muela de su posición habitual y voltearla. El grano, que se cuela entre las dos piedras por la ranura de los radios, es triturado en el giro transformándose en fina harina. Con el mismo giro la harina sale despedida de entre las dos ruedas y es recogida en el banzal o brandal.  En la parte inferior, debajo de la sala del molino, se encuentra el infiernu. Es esta una cavidad en la que se aloja el sistema motriz que presenta hacia el exterior una gran abertura por la que ha de salir despedida el agua; esta abertura puede ser en forma de arco o recta, y confiere a la construcción una peculiar estética.

Rodezno del molin de la Roza
Todo el sistema motriz se encuentra situado sobre el puente. Se trata de un tablón o viga de hierro que se apoya por un extremo en el suelo mientras que el otro se halla sujeto por una varilla de hierro que llega a la sala del molino. La altura de esta barra de hierro se puede regular por algún sistema y con ello se puede controlar la aproximación entre las piedras del molino para que este muela más o  menos fino. Sobre el puente se apoya el árbol rematado en su parte inferior por el peón, -pequeña pieza puntiaguda sobre la que ha de girar-. El peón realiza su giro sobre la peonera, pieza con una oquedad en la que encaja el puntiagudo peón. Estas dos piezas suelen ser de hierro, aunque en los primeros molinos peón y peonera eran de piedra. El árbol es el eje de giro del rodezno, que se encuentra en su parte inferior. El rodezno o rodete tiene una serie de cazoletas llamadas canxilones, sobre las que incide el agua que sale por el salibu, lo que hace que este sistema gire a una velocidad que se puede controlar graduando la cantidad de agua. El rodezno en los primitivos molinos era de madera, costosamente realizado a base de azuela, que en constante contacto con el agua debería ser reparado frecuentemente. Por ello, en cuanto abundaron las ferrerías, fue sustituido el rodezno de madera por el de hierro, más duradero y de fácil fabricación. Con el rodezno gira el árbol que en su parte superior lleva la inera, pieza que encaja en el centro de la volandera y transmite el giro a esta.

Interior del molin de la Roza



Molin de la Peña  (de Dª Concha) año 1963
            En  Riberas, en el año 1752, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, había en funcionamiento  siete molinos, cinco de los cuales aparecen así descritos:

“Uno llamado de la Portiella, por mitad de Roque Albarez y Francisco Martinez, vecinos de dicha parroquia, sobre el arrollo de los Nobales, de un molar, con su pisón, al que regulan diez fanegas[3] y dos copines; otro llamado de la Peña, propio de Don Juan de Bances, vecino de dicha parroquia, sobre el mismo río, de un molar y un pisón, al que regulan cinco fanegas y dos copines; otro propio de Antonio Inclán,-suponemos que es el de la Roza- vecino de dicha parroquia, junto a su casa y sobre dicho arroyo, de un molar y un pisón, al que regulan, diez fanegas y dos copines; otro llamado de Tras la Cuesta, propio de D. Pedro Arias, vecino de dicha parroquia, de un molar y un pisón, sobre el arrollo de Coruxedo, al que regulan cuatro fanegas y un copin; otro llamado del Medio, propio de Don Angel Viejo, Pedro González Carbaxal y Francisco Arias, vecinos de dicha parroquia, de un molar, sobre el arrollo de las Novales al que regulan seis fanegas”.

De los otros dos que enumera, no da ningún dato. Probablemente se tratase de los de las Rabias.

Molin de la Peña (de Dª Concha) año 1963

            Medio siglo después, en el año 1806, Antonio Juan  Bances y Valdés, describiendo los ríos y  arroyos del concejo da cuenta de la existencia de hasta doce molinos en activo y otros tres en ruinas en  los siguientes términos:

 “[…] Sigue el del Tiñoso, que tiene también un molino, y otro arruinado, y divide la parroquia de Riveras de la antigua de la Llera. Encuentrase después el río de los Novales, o de los Nogales, que parte la parroquia de Riveras quasi en dos partes iguales; nace en Candamo, no lejos del istmo del campo de la Matiella. En él hay nueve molinos, que muelen todo el año, y aún hay otro arruinado. Después está el río de Retuerto, esto es Riotuerto,  por su figura; en el hay un molino y otro arruinado. Otro arroyuelo en la Veguellina de la Bimera divide las parroquias de Riveras y Soto. […] el río llamado de Fuentes o de la Pedrera, que pasa cerca de la iglesia de Riveras, y lleva agua para un molino en invierno”.

Molin de la Portiella (de América)  año 1962
 

Muchos de estos molinos han llegado a nuestros  días en diferente grado de conservación. Si bien, en la actualidad, ya no funciona ninguno, los mayores recuerdan haber visto a pleno rendimiento a varios de ellos:

Dos en Tras la Cuesta, sobre el arroyo que en el Catastro de Marqués de la Ensenada denominan  Coruxedo y para A. Juan Bances y Valdés es Retuerto:
·         El de Amada Uxiles , que antes fue de Claudina  y que estuvo en funcionamiento hasta los años ochenta. Se desmontó hace unos diez  años;
·         El que fue de  Dª Soledad Suárez y  D. Rafael Manso que, adosado a la casa  se conserva en perfecto estado.

Tres sobre el río  Trave o los Novales:
·         El del Medio, que fue de D. Gumersindo y que estuvo atendido durante muchos años, junto con el de la Portiella, por Perfecta "el molin" y Juan de Jena y por sus hijas a las que llamaban "las del milin de la Portiella". Hoy pertenece a  la familia Jardón , está restaurado y en perfecto estado de conservación.
·         El de la Peña, que fue de Manuel y  Dª Concha y en el que  molieron entre otros Valiente Pancho , Josefa el Rucho  y  Ramón de Caraxo  y las hijas de este último, Sofía y Azucena. Está en ruinas, pero entre los artos todavía se puede ver parte de la estructura de la presa, la casa que lo albergaba, con la techumbre caída y en su interior la muela y el pisón. Pertenece a la familia Castaño
·         El de la Roza, que fue propiedad de José Vega,  está bastante bien conservado,  manteniendo todas sus partes. Sigue en propiedad de la familia Vega


Molino de  las Rabias (de arriba) en 2003. Ahora esta restaurado

 En las Rabias todavía quedan en pié los dos molinos, si bien el de abajo está en avanzado estado de abandono, tapado por la maleza  y con el rodezno desprendido;  y  el de arriba, que hace unos años, como se aprecia en la fotografía,  se le había hundido el techo, lo que es el edificio, ha sido restaurado, pero no así el mecanismo del molino.

De los otros molinos enumerados ya no llegó ningún resto a nuestros días, si bien del de la Portiella  que también pertenecía a D. Gumersindo, sí  quedan referencias, así Esperanza Tamargo, nacida en 1914, había escuchado hablar de el, pero ya no lo conoció en funcionamiento. También hay referencias de la existencia de un molino de escanda, que pertenecía al ya mencionado José Vega,  y que estaría situado en el lugar donde anteriormente estuvo emplazada la “fabrica de la Veguellina” y que ahora ocupa un vivero de angula.           

Molin de que fué de Dª Soledad en Tras la Cuesta

Rodezmo del molin de las Rabias (de abajo)


Molin de las Rabias (de abajo)

[1] Catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Gijón . LNE 12/03/2002
[2]  Copiamos la descripción de : Molinos de Agua en Asturias. Francisco Granda Fondón
[3] Fanega: medida de capacidad  equivalente a  8 copines. Unos  64 kg  (variable según las zonas) 
*** El uso de los tratamientos “don” y “doña” responden al único criterio de la forma popular en la que eran conocidos los nombrados

No hay comentarios:

Publicar un comentario